Durante 23 años el 28 de Julio ha sido mi cumpleaños, ahora además es el día en el que se ha constatado que Cataluña tiene una clase política lamentable, cuyo objetivo primordial es eliminar de la sociedad catalana todo lo que suene a cultura española.
No hay ninguna diferencia, entre lo que hace el señor Montilla y su cuadrilla, de lo que podría hacer un régimen totalitario. Imponen la coacción por encima de la libertad, y su concepción política sobre Cataluña por encima de la del resto de la sociedad.
Desgraciadamente esto no ha sido un debate de fundamentos sobre los principios taurinos y antitaurinos, sino un enfrentamiento abierto contra el conjunto del Estado, sus tradiciones, sus símbolos, su cultura y sus señas de identidad.
Es de todos sabido que la tradición taurina en Cataluña se estaba perdiendo, eran los propios aficionados los que cada vez se acercaban menos a la Monumental, por tanto acabaría desapareciendo por la voluntad propia y libre de la sociedad catalana. Pero esta prohibición ha querido ser algo más, es un gesto de desprecio de una región de España al conjunto del Estado.
No me considero defensor de la tauromaquia, pero si gran apasionado de la libertad de elección por parte de los ciudadanos, regular no es igual que prohibir, al igual que enfrentar no es lo mismo que defender la pluralidad del Estado.
Yo me pregunto, ¿Qué diferencia hay entre los correbous, tan afamados entre los municipios de Cataluña, y las corridas de toros?, pues la respuesta es muy clara, ninguna, simplemente que los partidos independentistas han aprovechado las reivindicaciones de los antitaurinos para hacer de todo esto una persecución contra España. Si realmente defienden los derechos de los animales sean ustedes valientes y prohiban TODOS los festejos taurinos, pero no utilicen a la población para hacer de ésta polémica una campaña electoralista.
El PSOE-PSC debe explicar a todos los españoles cual es su ideario político en España y en Cataluña, cada vez más desvirtuado. Deben dejar de engañar al conjunto del Estado con decisiones y actuaciones diferentes dependiendo del momento político y de las ventajas que puedan obtener con una u otra actitud. Señores de PSOE-PSC, esto no es cuestión de rédito electoral, está en peligro la cohesión del Estado, el transmitir a la calle sus políticas de enfrentamientos y división, creadas con el único objetivo de buscar el beneficio, aunque sea a costa de utilizar temas tan graves como la unidad del Estado, porque ustedes están dispuesto a todo por el poder, aunque ello suponga pasar por el enfrentamiento abierto entre ciudadanos españoles.
Están ustedes dando un ejemplo de convivencia bochornosa a la ciudadanía, generan más problemas de los que resuelven, son una auténtica lacra para el desarrollo y el progreso de un entendimiento en paz, justicia e igualdad entre todos los territorios españoles. Y es que ustedes predican un discurso en Madrid y otro en Barcelona, tienen un proyecto para el conjunto del país y otro para Cataluña, todo ello dependiendo de las estratégias marcadas en cada momento. Señor Zapatero, salga usted a explicar a los ciudadanos españoles lo que realmente defiende, si su partido tiene un ideario claro y unificado, o por el contrario es como aquel que decía: "tengo unos principios, pero si te disgustan tengo otros".
Mientras agitan la polémica en cuestiones supérfluas, con tramitaciones express, se olvidan de la reforma de la Ley del Menor, de la consolidación de un modelo económico claro para el futuro de nuestro país, de una reforma educativa que nos sitúe a la altura de nuestros aliados europeos, de una reforma del mercado laboral verdaderamente beneficiosa y ventajosa para la creación de empleo...
Continuamente los partidos catalanes, independentistas, nacionalistas o soberanistas, están dedicados casi en exclusividad a conformar toda una patraña identitaria en todos los órdenes sociales, económicos, culturales, educativos.. Todo ello trae como consecuencia que Cataluña haya perdido su fuelle como motor económico del país. Mientras tanto, en el conjunto del Estado, el PSOE dedica más fuerzas a coquetear con CIU, ERC y PNV que a controlar las subidas ya tradicionales del paro, que nos desafían aun estando en plena estación vacacional, que nuestra economía siga sumida en un decrecimiento económico y en una subida de la deuda del Estado... Esto ocurre cuando nos dedicamos a todo menos a lo que verdaderamente es la función de la clase política de nuestro país, solucionar los problemas que sufre la sociedad en general, creando riqueza y bienestar entre todos los ciudadanos.
Pero esta visión casi obsesiva del separatismo más rancio se cuela en todos los ordenes de la vida, entre otros en el plano educativo, con la imposición de la lengua, en el plano social, con la imposibilidad de rotular los establecimientos en castellano, en el plano laboral, al no poder concurrir en igualdad de condiciones un castellano hablante a una plaza de funcionario... Un intervencionismo brutal propio de los regímenes más extremistas, donde el único objetivo es el exterminio de lo que sea distinto a lo impuesto.
El problema catalán y vasco es de una envergadura mucho mayor de lo que a simple vista vemos los ciudadanos, todo ello propiciado por el silencio pre-electoral y la rentabilidad política de una postura represiva contra la cultura española. Lo peor de todo es que hoy es un peligroso juego político de recolección de votos, pero mañana será una idea que ha calado en la sociedad catalana, respetada, asumida y aceptada con normalidad entre la población, con las tensiones, divisiones y enfrentamientos sociales que ello conlleva.
Señor Zapatero, deje que el pueblo muestre su opinión, que se exprese en la urnas. Hasta ahora todas sus aventuras le han resultado gratuitas, ha salido usted indemne de todas las temeridades habidas y por haber que ha provocado, pero usted, que tan demócrata y progresista es, debería de saber que la democracia no se utiliza para mantenerse en el poder a toda costa, esa es una visión que en nada beneficia al ciudadano. Convoque elecciones generales y demuestre que no tiene miedo a que los ciudadanos digamos lo que pensamos de usted. Pero me temo que es un demócrata de boquilla, sabe que debe de aguantar hasta que no le quede más remedio que irse, y si fuera por usted nunca lo haría. Esta es la hipocresía progre, el socialismo totalitario y rancio, que no se deja ver pero que actúa.
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