Ocurre que a veces muchos de nosotros tenemos un concepto de la amistad muy exigente y otros excesivamente despreocupado.
A quién aprecias y con quién guardas amistad, no le utilizas con fines personalistas y egoístas, dependiendo de tus circunstancias personales, sino que le tratas de forma diferente que al resto, porque para ello tiene un vínculo especial contigo, que es su amistad.
Hoy en día el concepto de la amistad se ha devaluado y depreciado, entre otras cosas por un uso desproporcionado del mismo. Pero yo me pregunto si lo que ofrecemos es realmente amistad o en cambio es un simple directorio de conocidos, que voy acumulando para tener en todo momento alguien con quién contar interesadamente para cuando lo necesite.
Es triste comprobar como hay personas que tienen una idea muy somera, poco meditada, nada profundizada y yo diría obscena de lo que es la amistad. Simplemente la utilizan en su día a día tantas veces como les sea necesario, confundiendo la amistad con algo que va y que viene, según las circunstancias de cada momento. La amistad no es un uso, sino un disfrute del ser humano, de sentirse identificado y arropado por un entorno afectivo, con el cual compartir momentos y situaciones, y que forma parte del pasado, del presente y del futuro de nuestras vidas.
El ser humano no solo necesita un núcleo familiar para desarrollarse integramente como individuo, también sus relaciones sociales forman parte sustancial de su desarrollo como persona.
Tal vez nuestra sociedad la está convirtiendo en un producto más de la cultura de usar y tirar, de la filosofía de la fugacidad, del consumo rápido y fácil, de satisfacer las necesidades de cada momento, sin preocuparnos del mañana.
Tenemos una sociedad que no valora nada de lo que posee, todo se puede vender y todo se puede comprar, en definitiva todo es adquirible de una forma u otra. Vivimos zambullidos en el conseguir más con menos esfuerzo, en definitiva, no estamos dispuestos al sacrificio y al trabajo por la felicidad sino conlleva una recompensa visible e inmediata.
Afortunadamente siguen existiendo personas para las cuales la amistad no significa un producto más de la sociedad actual, ni una mercancía de la economía de mercado y del mundo globalizado. La amistad verdadera continua siendo difícil de conseguir, inasumible de fabricar y costosa de mantener. Solo el ser humano la puede crear y destruir, la puede sentir pero no tocar y en ningún caso puede estar vacía de contenido, a no ser que sea una imitación.
La amistad no es un red social como Tuenti o Facebook, donde hay competiciones por ver quién consigue más amigos interactivos, quién adquiere más mercancía en los mercados de las apariencias, como muestra de posicionamiento social, de líder respetado.
La sociedad que estamos construyendo intenta que la amistad deje de ser lo que es en su naturaleza misma, y comience la era de los amigos virtuales, donde la amistad es fácil de conseguir, de cuidado y mantenimiento interesado. Estas nuevas formas de prostituir y banalizar la amistad están siendo interiorizadas y asumidas en los comportamientos humanos, pasando de las redes interactivas a las calles de nuestro país, contribuyendo así a alimentar la eterna hipocresía del individuo racional.
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1 comentario:
Para usar de este modo a los amigos, considerarlos un medio para llegar a un fin y no un medio para disfrutar de la vida, hay que ser o muy frio y calculador o muy gilipollas. Sabes lo mejor? que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y el dia de mañana cuadno miren a su lado derecho y vean que no hay nadie, es cuadno lloraran ....
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