
La semana pasada el Rey de España sancionó seguramente la Ley más bochornosa contra el ser humano que nuestra democracia ha conocido, la Ley del Aborto. Algo que hasta ahora era un delito se convierte en un derecho.
Miraba asombrado la retransmisión del debate en el senado y la alegría descontrolada de algunos senadores del partido socialista al ser aprobada esta Ley, como si de una reducción del paro se tratase, o como si la recuperación de la economía estuviera siendo ya un echo.
¿Que ocurre en nuestro país cuando hasta lo más preciado, como es la vida, es cuestionado?. Gracias a esta le Ley, tan sumamente festejada por algunos, miles de españoles no llegaran a tener la oportunidad de construir y disfrutar de una vida, que pese a sus dificultades, vale la pena recorrer. ¿Quién es el hombre para cargar las culpas de una irresponsabilidad sobre si conceder o no la vida a un ser humano no nacido?, esto es sin ninguna duda jugar a ser Dios.
La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida.
El aborto es cargar la responsabilidad de los errores sobre un ser inocente, que no tuvo culpa de una mala práctica llevada a cabo por sus progenitores.
Siempre pensé que cuando un país no es capaz de controlar y regular, es decir gobernar eficazmente, se legisla, se autoriza, como una forma de eludir responsabilidades. La solución no es legalizar el aborto, sino educar a nuestros jóvenes en una práctica del sexo segura, responsable y madura.
Señores del partido socialista esto no es progresismo, esto no es evolucionar, esto es legalizar un asesinato. Imprimir artículo
No hay comentarios:
Publicar un comentario