XXXIII Aniversario de la Constitución española. Discurso de José Bono (Presidente del Congreso de los Diputados)

Muchos me pueden acusar de partidista por militar en una formación política, pero siempre me he caracterizado por respetar y aplaudir a todas aquellas personas que, por su valía y su profesionalidad, son merecedoras de mi reconocimiento, por encima de toda diferencia ideológica. Es por ello que me gustaría conmemorar el XXXIII aniversario de nuestra Carta Magna, la Constitución española, con las palabras que mejor pueden definir un día de concordia y unidad, un día de fiesta para la democracia y los demócratas, el intachable discurso de José Bono, Presidente del Congreso de los Diputados, cabeza visible de uno de los poderes del Estado.
Salón de los Pasos Perdidos - Congreso de los Diputados

"Hoy es fiesta nacional en España. Una vida sin fiestas se asemeja a un camino sin posada. Así lo escribió Cervantes.
Unos pueblos conmemoran en sus fiestas nacionales batallas, victorias y hasta derrotas. Los aquí reunidos, celebramos lo que nos une: la Constitución.
Los aquí presentes, pese a nuestros torpes empeños en exagerar diferencias, sabemos que mientras estemos unidos en lo esencial, hay esperanza y no podrá triunfar el fracaso. Con la Constitución de nuestra parte y unidos en lo esencial, no hay peligro.
Formamos parte de un pueblo que ha protagonizado gestas importantes en la historia. La que más a mano tenemos es la que celebramos, que en 1978 se pactase con generosidad un marco de convivencia duradero para que millones de españoles, diferentes, viviésemos en paz y con igualdad de derechos.
Hoy, 6 de diciembre de 2011, no es un día cualquiera, señor presidente. Es el primer 6 de diciembre constitucional en el que España vive ya sin la amenaza del terror criminal de los malhechores de ETA.
A los españoles, como ciudadanos de una comunidad global, nos agobian muchos problemas, no hay que dudarlo. El más urgente, sin duda, el empleo y las economías, singularmente las economías domésticas de quienes peor lo pasan. Pero hoy es imprescindible recordar que, gracias a la Policía, a la Guaria Civil, a los jueces, al apoyo de Francia, España ha terminado con esa pesadilla. Es hoy también buen día para agradecer su trabajo y subrayar esta feliz circunstancia que durante décadas hemos ansiado. También hoy, nuestro recuerdo más afectuoso a las víctimas de la barbarie.
Hace apenas 15 días se celebraron Elecciones y los ciudadanos han hablado con fuerza y nitidez, con claridad. De cada 100 ciudadanos, 72 tomaron la palabra, que no es poco en los tiempos en los que estamos, y mayoritariamente reclamaron un relevo, y en estas vísperas del relevo estamos. Es, por tanto, momento de llegadas y despedidas, de bienvenidas y adioses, de una nueva mayoría.
No sólo por cortesía sino, además, con profundo cariño, despido en este Salón de los Pasos Perdidos, al señor presidente del Gobierno, Don José Luis Rodríguez Zapatero, quien durante ocho años ha tenido en sus manos el timón de la gobernación de España.
Presidente, has dado a España lo mejor de ti en un tiempo difícil, y los españoles son generosos y han de saber apreciarlo como te mereces. Presidente, gracias por tus desvelos. Salud y éxito en tu vida personal y familiar.
Con afecto, también sincero, me dirijo a quien ha sido líder de la oposición y, hoy, por voluntad de los españoles, es el ganador de las elecciones y el próximo presidente del Gobierno, a D. Mariano Rajoy.
En estos momentos difíciles en que le toca asumir la responsabilidad del Gobierno de España le deseo, te deseo, Mariano, acierto en tus decisiones. Que tu navegación sea fecunda y constructiva por el bien de todos. Pero también deseo que tengas el apoyo que tan necesario es tener en los momentos de adversidad, tan necesario es como difícil conseguirlo del adversario político.
Alejado de las certezas absolutas, de los dogmas partidistas y del ceremonial cortesano que busca más la adulación al jefe que el servicio a los ciudadanos, estoy muy seguro de que quien en esta hora no arrime el hombro no va a estar a la altura. No estará a la altura política y moral que exigen los españoles más necesitados de solidaridad y de ayuda. Los parados, los dependientes, los muchos españoles que no llegan a fin de mes, nos reclaman unidad: ¡caminen juntos, pónganse de acuerdo!, nos dicen, de manera clara y contundente.
Resolver los problemas de los españoles que no pueden vivir sin la solidaridad de todos es más importante que ganar las elecciones, las pasadas y las que vengan.
Si para el acuerdo hace falta memoria, bebamos de la fuente de la memoria. Pero si para llegar a entendimientos y acuerdos fuera menester olvidar, bebamos entonces de la fuente del olvido, que es así como decían los griegos que se abría paso la gente inteligente, bebiendo de la fuente de la memoria y cuando hiciera falta de la del olvido.

Con la mirada en el futuro
Las generaciones venideras no nos van bien juzgar por las maldades que seamos capaces de atribuir al adversario; ni por las victorias o derrotas electorales en las que parecemos poner nuestro anhelo. Esas generaciones venideras nos van a juzgar por el nivel de vida y bienestar que sepamos procurar a los españoles.
Mirando estos tondos o retratos circulares que adornan el salón de Pasos Perdidos, mirando a Castelar, Bravo Murillo, Figueras, Calatrava, ... ¿Quién de ellos era de izquierdas? ¿Quién de derechas? ¿Quién liberal o conservador? ¿Qué nos importa hoy en nuestras vidas cotidianas las diferencias ideológicas entre Maura y Sagasta, o entre Argüelles y Alonso Martínez?. ¿Serán precisos 100 años para poder reunir -aunque sea en cuadros o esculturas- a los políticos españoles? Si pudieran hablar, los de los tondos, estoy seguro que no nos pedirían el voto, nos dirían lo que desde la calle: ¡caminen juntos, pónganse de acuerdo!.
Dentro de 100 años, yo no lo dudo, otros españoles, quizás nuestros biznietos, nos verán, en la distancia, más iguales, menos diferentes de lo que hoy nos reconocemos nosotros. Aprovechemos el tiempo, unamos esfuerzos, busquemos acuerdos, porque la historia de esta nación y el recuerdo que nos ofrecen estos antepasados, a los que, por cierto, hace escasos días hemos unido un retrato de Adolfo Suárez y un busto de Manuel Azaña, nos enseñan que sólo desde la unidad y el entendimiento seremos capaces de conseguir lo que España necesita. Desde esa óptica se hizo la Constitución de 1978.
Cuando la próxima semana se inicie un nuevo tiempo Legislativo, que cada cual coja con ganas las riendas de sus responsabilidades. Trabajad con ímpetu y con altura de miras. Ese es el mandato constitucional que hoy recordamos. Es, en definitiva, una llamada a "trabajar honestamente por el todo, por encima de las partes", precisión que hizo Tomás y Valiente antes de morir asesinado por ETA.
Tal vez, los aquí reunidos seamos capaces de hacer comprender, de conseguir que otros caigan en la cuenta de que una Comunidad Autónoma por si misma o un individuo aislado, quizá puedan correr más rápido que otros menos veloces, pero lo cierto es que solo juntos llegaremos a la meta y, además, que sólo juntos podremos llegar a esa meta más lejana, a una meta mejor.
Quienes sentimos pasión por la política sabemos que una pasión no compensada empobrece el espíritu. El presidente del Congreso se va sin más pasión política que el cariño a su país, o como dijera Prieto semanas antes de morir: se va de este puesto queriendo a España. Ni tengo, ni tuve, ni tendré complejos en confesarlo, frente a las críticas serenas o las chanzas de bajo calibre intelectual o patriótico.
Disculpen esta referencia personal, señor presidente del Senado, pero es el último acto de esta naturaleza al que asisto o que presiden, y ya saben que los hábitos y los monjes viajan juntos.
Presidentes, autoridades, invitados, señoras y señores "de la mano" caminen juntos, pónganse de acuerdo para llegar más lejos, y también para que nadie quede en el camino.
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2 comentarios:

Antonio Caravantes dijo...

Hace mucho tiempo que José Bono se comporta como si fuera un fachilla católico. No entiendo cómo es que le aguantan en el PSOE, ni cómo soportáis su ausencia en el PP. A la vista está que le echáis mucho de menos.

Unknown dijo...

Lo que más me gustó del discurso de José Bono es la llamada a la unidad. Dos partidos tan mayoritarios como son PP y PSOE dan lugar a una amplia gama de colores entre sus filas, eso también es pluralidad interna... Tal vez los mecanismos de las formaciones políticas suenen oxidados, e incluso sólo se utilicen de muy de vez en cuando, o nunca... Pero lo que un responsable político nunca debe de olvidar es su capacidad crítica y analítica, y esto que parece una obviedad resulta ser algo que muchos olvidan. Yo no echo de menos al Sr Bono, sí el buen talante que le caracteriza, y que buena parte de nuestra clase política no suele utilizar, salvo ocasionalmente.
El discurso es intachable, y al que creo que podría adherirse cualquier ciudadano, independientemente de su condición política/ideológica...