¡ LA IGLESIA DEBERÍA APRENDER MÁS DE JUAN PABLO II !

EL PAPA DE LOS JÓVENES POR DERECHO PROPIO
Hoy se ha beatificado en la Ciudad del Vaticano a Juan Pablo II. Miles de personas de todo el mundo han viajado a la ciudad de Roma para presenciar un acontecimiento histórico de la Iglesia Católica.
Los que pudimos escucharlo y estar cerca de él en algún momento de nuestras vidas, podemos asegurar que representaba el aire nuevo que necesitaba una institución añeja, casposa y anclada en el pasado como era la Iglesia Católica. 
Desgraciadamente muchos no han aprendido de las enseñanzas del Sumo Pontífice en vida, y tampoco lo harán ahora una vez beatificado. Con Benedicto XVI la Iglesia ha hecho el camino inverso al de vivir pegada a los tiempos, y aunque es el sucesor de todo un nuevo beato, me niego a pensar que sea un continuista de los profundos cambios de forma que Juan Pablo II aplicó en la imagen y popularidad del catolicismo.
Pero no solo la alta jerarquía eclesiástica tiene una concepción gremialista de lo que debe ser la Iglesia y su encuadre en la sociedad actual. Muchos sacerdotes de pueblo continúan teniendo una percepción casi feudal de lo que es su labor en la comunidad. Buena culpa de ello se ha debido a los privilegios de los que gozó la Iglesia Católica durante el franquismo, y que hoy en día afortunadamente ya no existen. Pero la realidad es que todavía hay muchos ministros de la Iglesia a los que les queda mucho por aprender de las obras realizadas por Juan Pablo II. 
Juan Pablo II fue un ejemplo de humildad y sencillez, desde muy niño buena parte de su vida estuvo marcada por las duras condiciones de vida personales y sociales de su Polonia natal.
Su madre falleció cuando él tenía nueve años. Su hermano mayor, Edmund, que era médico, murió tres años después, por contagio de una enfermedad cuando curó a un hombre de condición humilde. Junto con su padre se trasladó a Cracovia para iniciar sus estudios en la Universidad Jagellónica; su padre, un suboficial del ejército polaco, murió en 1941, durante la ocupación de Polonia por la Alemania nazi. Cuando las fuerzas de ocupación alemanas cerraron la Universidad, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química, para ganarse la vida y evitar que lo deportaran a Alemania. Fichado por la Gestapo, se refugió en una buhardilla de Cracovia de la persecución. 
Participó en la resistencia contra Alemania, ayudando a salvar a familias judías. Pero su situación se complicó en Polonia y acabó refugiándose en los subterráneos del arzobispado de Cracovia. 
Finalmente, en 1943 ingresó en el seminario clandestino que había fundado Monseñor Adam Stefan Sapieha, cardenal arzobispo de Cracovia, iniciando la carrera de Teología. Fue ordenado sacerdote de la Iglesia Católica el 1 de noviembre de 1946 en la capilla privada arzobispal.
Tras una intensa carrera sacerdotal en diferentes destinos y responsabilidades, el 16 de octubre de 1978, tras dos días de deliberaciones del cónclave, Wojtyła fue elegido sucesor de San Pedro, adoptando el nombre de Johannes Paulus pp II (Juan Pablo II), y convirtiéndose, con 58 años, en el Papa más joven del siglo XX y en el primero no italiano desde el holandés Adriano VI.
Su compromiso ético y social es indiscutible, asumiendo la defensa de la dignidad de la persona y los derechos humanos, así como la promoción de la diversidad cultural de los pueblos y el impulso de la justicia social y la moral personal. También será recordado por su esfuerzo y dedicación al diálogo y el encuentro con las demás iglesias cristianas y de todas y cada una de las confesiones religiosas.
Es importante señalar que Juan Pablo II fue el único líder mundial que pidió perdón por los errores cometidos por su institución, la Iglesia Católica, entre ellos la persecución al científico italiano Galileo Galilei, a quien la Inquisición le hizo retractarse de sus teorías heliocéntricas.
Fue actor fundamental en la caída del muro de Berlín y en la derrota del comunismo. Una de sus frases más célebres, "No tengáis miedo", valió para que millones de polacos se echasen a las calles. Juan Pablo II, que sufrió en sus carnes la tiranía nazi primero y la "liberación" del Ejército Rojo después, irrumpe en la Alemania dividida que nadie se atreve a cuestionar con la fortaleza que le otorga su fe: "La verdad os hará libres".
Pese a su titánica lucha contra los regímenes que salpicaban la geografía mundial, conquistó unas magníficas relaciones con mandatarios de medio mundo, y denunció la opresión y la falta de libertades en China, Cuba, en los países satélite de la URSS...  
Su muerte conmocionó a millones de personas, que vieron en él un líder que supo adaptar el mensaje de la Iglesia Católica a los tiempos, que se hizo uno más entre los jóvenes y que consiguió emprender una revolución sin precedentes en los círculos eclesiásticos. Fue el Papa de los jóvenes, y muestra de ello fueron las Jornadas Mundiales de la Juventud, que cada año congregaban a millones de jóvenes de todo el mundo en varios días de convivencia con el Sumo Pontífice.
Desde el primer minuto tras su muerte los católicos en todo el planeta gritaron "Santo Súbito", algo que muchos de nosotros todavía conservamos en nuestras retinas. Sin duda se ha hecho justicia con un verdadero santo en vida, os puedo decir que gracias a él todavía me considero creyente. 
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