Las elecciones municipales y autonómicas supondrán el primer toque de atención al gobierno de Zapatero. Será una convocatoria electoral en la que los ciudadanos podrán expresarse y revelarse cívicamente contra un gobierno que ha sumido a España de nuevo en los años más duros y negros de su historia. El desempleo roza ya la barrera con la que se encontró el Partido Popular en el año 96, además la situación de las cuentas del Estado reviste una gravedad que puede suponer el preludio de una larga y dolorosa recuperación.
Es cierto que tenemos a los jóvenes más preparados de la historia de nuestro país, pero también soportamos la dura carga de ser los líderes mundiales en paro entre dichos jóvenes, récord que amenaza con crear "una generación perdida", jóvenes que han abandonado el mercado laboral tras haber perdido toda esperanza de trabajar y lograr una vida decente. En cifras España encabeza el ranking de paro juvenil en el mundo, con una tasa de desempleo juvenil que supera el 40%, frente a un índice mundial que se estableció en el 12,6% en 2010. Por lo tanto España triplica la tasa mundial de paro juvenil. Esta situación dispara los riesgos sociales de exclusión, pobreza, marginalidad, delincuencia... También la desestabilización de la políticas sociales y la hundición del propio sistema de pensiones. Nos hemos encontrado con una crisis financiera, que se ha convertido en económica y que puede derivar en una crisis social, en una guerra de generaciones.
Mientras España retrocede veinte años atrás el Sr Zapatero continúa amarrado al poder, poniendo parches a una situación que hace aguas por todas partes. Como bien decía el Sr Aznar en varias declaraciones a los medios de comunicación las semanas pasadas, España esta intervenida de hecho, ¿Lo estaremos también de derecho?. Tenemos unas políticas económicas impuestas desde la Unión Europea, por tanto tenemos un gobierno incapacitado para tomar decisiones, paralizado y desbordado desde hace varios años con la situación económica que se nos ha venido encima. Sin embargo, lejos de trabajar y enderezar el rumbo, han decidido dedicarse a la berborrea clásica de la izquierda de capa vieja y trasnochada. ¿Realmente es necesario gastarse miles de euros en cumplir con sus compromisos electorales con los partidos nacionalistas?, ¿Es necesaria la adecuación de todo un sistema de traducción simultánea e intérpretes en el Senado para dar encuadre a una rebelión lingüística?, ¿Tenemos que soportar los ciudadanos recortes en nuestros derechos y en cambio seguir consintiendo injusticias tales como las pensiones vitalicias u otras prebendas de los parlamentarios?... Continuamos siendo un país que vivimos como ricos sin darnos cuenta de que ya no lo somos.
Pero existen tropelías del gobierno todavía más serias, como la dictadura educacional instaurada con la obligatoriedad de adotrinamiento impuesta en los colegios, mediante la asignatura de educación para la ciudadanía, o la ley del aborto libre, despenalizado y convertido en un derecho.
Frente al modelo sin rumbo del partido socialista existe otra forma de hacer las cosas: la defensa de la España constitucional, la cohesión y la igualdad de los españoles, flexibilización y rebajas fiscales/tributarias a los emprendedores y a las PYMES para mantener su actividad, la creación de empleo y el fomento de las actividades emprendedoras, la construcción de un nuevo modelo productivo para nuestro país, el cambio en la política energética, la creación y la consolidación de un sistema educativo a la altura de los países más avanzados del mundo, un sistema judicial del siglo XXI, la delimitación de las competencias autonómicas, la mejora de la financiación local, la solidaridad interregional...
Es cierto que tenemos una clase política con una grave falta de credibilidad, políticos sin empaque ni madera de líderes, sin capacidad y preparación suficientes para ser capaces de remover la ilusión de los ciudadanos y hacerles creer en un proyecto real y de futuro. Debemos caminar pues a un sistema donde la voluntad popular, la sociedad civil, sea la verdadera protagonista de las decisiones que adopten sus representantes, que los gobernados sean influyentes en las estrategias que establezcan sus gobernantes.
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