Este fin de semana no puede pasar de largo en mi web. Son elecciones catalanas y el expectáculo dantesco, que la mayoría de partidos políticos han protagonizado, han dado como resultado una merma en la calidad de los discursos que se dirigían al ciudadano. Ninguno de los grandes partidos catalanes se han salvado de las polémicas que ellos mismos han suscitado. Al final de lo que menos se ha hablado es de Cataluña, de cómo quieren construir ésta comunidad autónoma en los próximos cuatro años. Ninguno ha dedicado su tiempo y sus esfuerzos en explicar y proponer a la ciudadanía un proyecto claro y pormenorizado de sus pretensiones en el caso de alcanzar la Generalitat.
Pero los teatros mediáticos y polémicos que se han ido sucediendo a lo largo de la campaña electoral, solo dan a entender que las ideas y las propuestas son lo de menos, que para nada sirve un debate dialéctico de altura, simplemente es generar expectáculo como si de un programa de telebasura se tratase. Han pensado que como éstos son los programas que generan curiosidad en el ciudadano eso es extrapolable a la política. Pero nada más lejos de la realidad, los ciudadanos ven en la política una actividad de la cuál exigen respuestas y soluciones a sus problemas.
Las expectativas son muy poco ilusionantes. CIU, con la mayoría de sus cartas sin enseñar, deja en incógnita si impulsará la independencia o retomará la política puyolista de mantener tenso el sedal. PSC, aquejado y contaminado de la falta de credibilidad del PSOE, con un lacónico "votadme, por favor", como todo argumento electoral, ha sido incapaz de eliminar del subconsciente su nefasta gestión al frente del tripartito. ERC y PP, han apostado por mensaje muy definido, dirigido sólo a los catalanes que lo tienen claro, pero que por su escasez sólo aspiran a decidir hacia donde se inclinará el fiel de la balanza.
En definitiva, ninguno ha mostrado sus puntos de vista en cuanto a las grandes políticas que aplicarían en el casual de llegar a la presidencia de la comunidad autónoma. Tampoco han aportado su visión en cuanto a la soberanía, la independencia o el autogobierno. Por ello yo como ciudadano, si tuviera que ir mañana a las urnas a votar, me sentiría incapacitado con las propuestas que me han ofertado para ejercitar mi derecho. Evidentemente, con éstas carencias, nada o poco se les puede luego demandar a nuestros representantes en el desarrollo de sus funciones.
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