LA SOCIEDAD SIENTE DESAFECCIÓN HACIA LA CLASE POLÍTICA


La encuesta sobre la actuación de Mariano Rajoy ante el caso Gürtel, habilitada en el margen derecho de mi Web, evidencia lo que piensa la sociedad española respecto a este caso de corrupción. Un 85% de los votantes declaran que su actitud ha sido incorrecta, mientras que tan solo un 15% exponen que ha sido acertada.
Independientemente del signo político que puedan tener aquellos que se aprovechan de la ilegalidad para enriquecerse, en lo que podemos coincidir todos, es que tienen que ser castigados con la máxima contundencia por parte del ordenamiento jurídico y de la justicia. Todas las fuerzas políticas de nuestro país tienen que unirse, para que nuestra legislación, sea más contundente contra este tipo de delitos. El uso fraudulento del dinero de todos debe ser imprescriptible y perseguido siempre, hasta que se reconstituya el daño realizado. No solo las penas privativas de libertad son suficientes para ahuyentar a aquellos que hacen uso fraudulento de su cargo público, también deberían devolver lo que se llevaron, aunque ello obligue a embargar todo su patrimonio presente y futuro, hasta que cumplan con el reingreso de lo robado. Además se debe exigir a todos los políticos que declaren públicamente su patrimonio y sus ingresos, tal y como ocurre en Estados Unidos. También deberían ser auditadas sus cuentas anuales, así como dar explicaciones sobre los aumentos sospechosos y desorbitados de sus ganancias e ingresos, cuando no guarden relación con lo declarado.
Todos los partidos políticos tienen sus grandes escándalos de corrupción, pero ninguno condena rotundamente estos delitos si son los suyos los que están implicados. En cambio, la cosa cambia cuando se trata de barrer la casa del vecino, donde todos interesadamente piden explicaciones y la máxima contundencia. Pero esto, pese al juego político de votos y mayorías, es un asunto que debe preocuparnos a todos, en el que todos los partidos políticos deben estar implicados por buscar soluciones.
Aquel que decide dejar de servir a los ciudadanos, para mejorar su bienestar personal, debe de saber que será puesto a disposición judicial más pronto que tarde, devolviendo a la sociedad hasta el último céntimo de aquello de lo que la ha privado.
Nuestra sociedad no puede permanecer impasible y tolerante ante esta esclavización de las instituciones públicas. Mariano Rajoy no puede ni debe permitir que los corruptos campen a sus anchas por las sedes del Partido Popular. Como líder de la organización política tiene la obligación de expulsar de las filas de su partido a todos aquellos que tengan el más mínimo lazo de conexión con el caso de corrupción Gürtel u otros. Las desafecciones de los ciudadanos hacia la clase política parten de este tipo de actuaciones pasivas y no ejemplarizantes ante casos de expolio de dinero público. ¿Por qué Rajoy no suspendió de militancia a todos aquellos miembros de su partido que aparecían en el sumario del caso Gürtel?, solo apartó de las filas del partido a aquellos que arbitrariamente quiso, sin un criterio establecido o vara de medir igual para todos. Tampoco es entendible la postura del presidente del Partido Popular frente a la imputación del señor Luis Bárcenas, tesorero nacional del partido, ¿Por qué espero a que éste se fuera y no aplicó los mismos criterios que utilizó para el señor Ricardo Costa?. Le faltó mano dura, liderazgo y valentía a la hora de castigar políticamente a todo aquel que utiliza su cargo público en beneficio propio. Mariano Rajoy ha perdido la oportunidad de dar un mensaje claro a la opinión pública, el de que por encima de él no hay nadie en el Partido Popular, que no tiene ataduras ni condicionantes a la hora de tomar decisiones, y que solo él marca los tiempos. Al líder de un partido, no le debe temblar la voz a la hora de condenar e imponer sanciones a todos aquellos que se burlan de los ciudadanos, mediante irregularidades con los fondos públicos. Un líder siempre tiene una respuesta acertada y tajante ante la corrupción, y no rehuye el dar explicaciones contra todo aquel que sobrepase los límites de la moral y la ética política.
Nuestros políticos están para el servicio público al ciudadano, para dar respuestas a las peticiones de la sociedad, en definitiva, para que todos estemos un poco mejor. Pero además deben ser ejemplo de comportamientos y actitudes, ya que pueden ser objeto de imitación debido a su popularidad y seguimiento mediático. Imprimir artículo

1 comentario:

Cool&Hunter. dijo...

creo que estamos ante una época con la clase política más penosa desde hace años. Es el problema de haber hecho de la politica una sede más del INEM donde van a parar autenticos incompetentes sin formación.