MONARQUÍA ¿POR QUÉ NO?

Como lo prometido es deuda, tras el cierre de votaciones de monarquía ó república, os doy cual es mi opinión al respecto. Muchos de vosotros habéis mostrado vuestro apoyo a una república (60% de los votos totales), pero las razones de aquellos que aprueban este sistema político, suelen ser siempre las mismas: el coste del sostenimiento de la monarquía es muy alto, es hereditaria, viven de la institución toda una familia...
Nuestro país ha sido históricamente monárquico, solo dos periodos nefastos de República nos recuerdan las deficiencias de ese sistema en nuestro país. La Monarquía Parlamentaria es la que mayor tiempo de estabilidad y prosperidad ha ofrecido a nuestro país. ¿Por qué caminar hacia un sistema que no sabemos como funcionará, que incluso demostró en otras épocas ser un fracaso? ¿Por qué arriesgarnos a volver a las divisiones y los enfrentamientos?
A mi juicio, la monarquía constitucional no quita nada a la democracia, y en cambio le añade algunas ventajas. En primer lugar, su valor simbólico: encarna la unidad del país y el lazo entre el presente y la historia. Ejerce una presión moral equilibradora sobre nuestros políticos, ya que si estableciésemos un Jefe de Estado en un sistema republicano, seguramente no tendría la imparcialidad que se le tiene que exigir a todo aquel que actúa de árbitro en el juego político. La politización de la Jefatura del Estado puede llevar a un sistema político de extraordinaria complejidad y a tensiones políticas, tal y como ocurre en Italia, donde existen grandes inestabilidades parlamentarias, un país de difícil gobernabilidad.
En segundo lugar, la instauración de un Estado Federal en España supondría un paso más en las reivindicaciones nacionalistas. España tiene unos territorios con fuertes tensiones identitarias, el crear un conglomerado de países federados podría llevar a alimentar esas ansias de independencia que reclaman estos territorios. El tener un Jefe del Estado que es elegido de forma indefinida, garantiza una seguridad y estabilidad en las relaciones internacionales de muy preciado valor. Además, el Jefe del Estado no condiciona sus relaciones en el exterior dependiendo de la simpatía ideológica, como podría mantener el Jefe de la República de turno. El ser hereditaria garantiza que el Jefe del Estado recibe una formación especializada y adecuada al cargo que recibirá en un futuro, siendo una educación de mayor valor añadido para desempeñar la responsabilidad que la de un Jefe de Estado republicano.
En tercer lugar, la Jefatura del Estado, que ostenta actualmente el Rey, tiene prácticamente las mismas funciones que la Jefatura del Estado Italiano, cargo que tiene el Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano. Sólo hace falta comparar las funciones de uno y de otro para darse cuenta de que el Rey trabaja tanto como el Jefe del Estado italiano.
En cuarto lugar, el gasto que supone la monarquía a las arcas del Estado no es más que un mito poco contrastado. Sobre los “pluses” que puede tener sobre otros jefes de Estado… no son tales. No es el único en vivir en un palacio, en nuestro caso la Zarzuela, sino que el Presidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy, vive en el Elíseo, mientras que Giorgio Napolitano, Presidente de la República Italiana, vive en el Palacio Quirinale. Acerca de que sus gastos son sufragados por el Estado… ¡Igual que en el resto de países con República! En los Presupuestos Generales de cada país se asigna una partida para, en nuestro caso, la Casa Real, mientras que en otros países es para la Presidencia de la República.
Durante el año 2008 el Presupuesto de la Casa Real fue de 8,6 millones de euros, de donde salen los salarios para el Jefe de la Casa del Rey (Que tiene categoría de Ministro) y del Secretario de Estado (Secretario General). También del Gabinete de Coordinación, empleados de la Secretaría de la Reina e Infantas, Secretaría del Príncipe de Asturias, Jefatura de Comunicación, protocolo, seguridad, y responsables de Administración, Informática y Personal. Es decir, que ni de lejos ese dinero es únicamente para la familia real.
Esos 8,6 millones pueden resultar muy chocantes a primera vista, pero se quedan en nada cuando los comparamos con los 55,4 millones de euros de la Casa Real Británica (sin contar el dinero destinado a seguridad ni los ingresos de la Reina y el Príncipe), o los 11,6 millones de euros del Rey de Suecia, cuya Jefatura del Estado asciende a 20,5 millones de euros.
Sin embargo, donde realmente podemos comparar es con la República Italiana, ya que las funciones de ambos mandatarios son prácticamente un calco. Bien, la Jefatura del Estado Italiano tiene unos gastos de 200 millones de Euros siendo mucho más opacos que en el caso Español (Ya que en nuestro caso las partidas se aprueban cada año desde el Congreso de los Diputados).
Podemos ir más lejos aún: Lejos de las pamplinas de “La Casa Real nos está sangrando”, realmente cuesta 0,19 de euros por español y año, siendo la Jefatura del Estado (incluyendo repúblicas) más barata de Europa.
¿No será entonces este un debate encubierto de aquellos que no aceptaron el resultado del referéndum de 1978, en el cual salió respaldada la Monarquía?. Pocos se acuerdan de que fue el Rey quién nos llevo a la democracia y quién instauro un sistema de libertades en España. Son muchos los desmemoriados que obvian que fue el Rey quién salió en defensa de nuestra Democracia Parlamentaria un 23 de Febrero, quién instó a legalizar a los sindicatos, a las fuerzas políticas existentes en nuestro país, quién desmontó todo el sistema judicial y legal de la dictadura, quién abrió a nuestro país al mundo y le proporcionó presencia en todos los organismos internacionales...
En último lugar, y por las mismas razones antes desglosadas, puede servir como lazo de acercamiento y democratización con respecto a los países de origen y cultura hispanos. Un Jefe de Estado republicano politizaria nuestra política exterior con latinoamérica, teniendo unas relaciones internacionales cambiantes dependiendo del Jefe del Estado que en cada periodo fuese elegido, con la inestabilidad que ello llevaría a las amistades estratégicas que nuestro país tiene en el exterior.
¿Por qué los españoles nos cuestionamos eternamente nuestra identidad, por que cada treinta años tenemos que plantearnos todo lo que hicimos anteriormente, por que nos gusta dar cuatro pasos adelante y mirar hacia atrás continuamente, por qué no nos dedicamos en cambio a ser competitivos en el mundo en todos los órdenes de la vida?. El continuo revisionismo identitario nos impide trabajar y esforzarnos con motivación para ejercer un liderazgo mundial y colocar a nuestro país en el lugar que merecería si nos volcásemos en proyectar nuestro potencial, obviando los continuos conflicto superfluos, que no nos llevan a ninguna parte. Imprimir artículo

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