Artículo de Opinión: El Adelanto de Salamanca


Nuevos desafíos, diferentes planteamientos.
En estas semanas todos los graduados nos hacemos la misma pregunta, ¿y ahora qué?
La inserción laboral es la asignatura pendiente de nuestro sistema universitario. Creamos capital humano con altas cualidades, pero no logramos que sean demandados.
La educación superior tiene que garantizar que una preparación académica establece mejores condiciones y mayores incentivos para acceder al mercado laboral. No queremos universidades que actúen como fábricas de titulados, sino que estén en disposición de ofertar a sus alumnos verdaderas ventajas por las cuales invertir en formación superior.
El futuro que se nos plantea, con el Espacio Europeo de Educación Superior, es una oportunidad para cambiar las caducas recetas educativas de antaño, estableciendo nuevos mimbres, con los que preparar verdaderos profesionales que sean requeridos por el mercado laboral. La universidad debe velar, para que la formación que se imparte en sus facultades, se adecúe a las exigencias de la sociedad actual. Nadie desarrolla una actividad si sabe de antemano que no la va a poder vender en el mercado, no olvidemos que la universidad es el medio, pero no el fin último, ¿por qué entonces continuamos impartiendo una formación que no tiene posibilidades de desarrollo profesional?
La universidad debe potenciar sus lazos con el mundo empresarial, facilitando más formación práctica. El objetivo principal no es que los alumnos aprendan conocimientos, sino que adquieran destrezas, para luego desarrollarlas en el desempeño de las funciones en las que han sido formados.
Debemos apostar por el autoempleo, ¿por qué no educar en la cultura del empleo por cuenta propia? El emprendedor tiene que dejar de ser aquel desconocido y arriesgado, que vive según las circunstancias, sin nada asegurado a priori.
Es necesario preparar no solo a los profesores en ejercicio, sino también a los estudiantes de tercer ciclo, en las nuevas formas de enseñanza que se nos plantean. Los doctorados de hoy son los profesores del mañana, aquellos que tomarán el testigo vocacional de transmitir conocimientos, y que son la materia prima para que este cambio educativo se haga realidad.
Adelantémonos al futuro, no nos quedemos en lo que pudo ser y no fue. Imprimir artículo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Peazo titulo que te gastas capullo =)=)

Caamaño dijo...

Buen artículo