ES HORA DE GOBERNAR

La semana pasada fue sin duda la más negra que recuerda nuestra economía española.

La bolsa de Madrid se tiró en paracaídas, nuestro gobierno, que encima ejerce la presidencia de turno de la Union Europea, tiene un liderazgo irrelevante, el descrédito de nuestra economía en el mercado internacional es aplastante, los grandes periódicos económicos internacionales ven a España como una economía enferma, tenemos un paro desorbitado, una deuda en las arcas públicas que será la chepa que tendrán que soportar las generaciones venideras... Pese a todo, el Señor Don José Luis Rodríguez Zapatero, en un acto de hipocresía y de un vomitivo optimismo pidió de nuevo en sede parlamentaria el esfuerzo de todos para salir de esta crisis económica, que no deja de tachar de internacional, a pesar de que todas las grandes economías del mundo ya han salido de ella, excepto España.

Pese a este diagnóstico que sufren los españoles en su día a día, el presidente del gobierno, en la sesión de control esta semana en el congreso de los diputados, siguió alimentando el fantasma de la recuperación una y otra vez, engañando a los españoles con los diferentes cambios de cuatrimestre en cuanto a los brotes verdes, llamando antipatriotas y alarmistas a la oposición, mientras que el señor José Blanco alimentaba la teoría de la confabulación internacional contra su presidente, sencillamente de circo.

Tenemos un gobierno extasiado y desbordado con la crisis económica, que supo gastar bien en épocas de bonanza, lo que todo el mundo sabe hacer, pero que demuestran que son gestores de pacotilla en cuanto hay que trabajar para salir de las dificultades. Cualquiera puede gobernar cuando la economía funciona bien, pero cuando hay que hacer reformas y tener un plan distinto al de la inercia, el oportunismo y el dejarse llevar, solo los políticos de verdad saben como hacerlo.

Necesitamos un gobierno que deje de un lado su imagen, su populismo y se ponga a trabajar en medidas necesarias, pese a que estas sean impopulares. El economista jefe de Citigroup dijo hace poco una frase que lo resume todo: "España tiene tres alternativas: dolor, quiebra o inflación".

Reputados economistas coinciden en lo mismo: o cambiamos nuestro modelo con reformas contundentes, dolorosas y creíbles o que Dios nos coja confesados. Pero parece que en este país los sindicatos tienen el poder de decidir qué se hace y qué no. No son capaces de echarse a la calle cuando hay más de cuatro millones de parados pero sí amenazan con un huelga cuando se plantea alargar (y esto es algo necesario) dos años más la edad laboral. ¿Qué tipo de Gobierno afronta un problema tan serio y relevante filtrando primero la noticia, enviando después un borrador y reculando a las tres horas?

El Nobel de Economía y gurú del presidente del Gobierno, Paul Krugman, en declaraciones de Marzo de 2009 reconocía estar “aterrado” por la situación de la economía española y abogaba a acometer reformas estructurales de calado. El economista pedía a Zapatero que realizase reformas estructurales porque “la situación económica española es aterradora”, por ello asegura que la salida de la crisis en nuestro país será "extremadamente dolorosa".

Krugman aboga por una reducción de salarios y precios y considera que España "necesitaría una deflación relativa del 15%" para salir de esta situación. Y, además, reconoce que es posible que España "estuviera en mejor situación si jamás se hubiera unido al euro", aunque consideró que la pertenencia al área de la divisa única "es irreversible" y querer salir del euro aunque fuera de forma temporal "nos llevaría al caos".

En el caso de España, Krugman cree que sólo se podrá salir de esta situación con un proceso interno de aumento de la productividad. De lo contrario, España estará abocada a una reducción drástica de los salarios. España se encuentra en una situación especialmente difícil en comparación con el resto de los países europeos, "Los próximos años van a ser muy difíciles para los españoles".

Ha terminado la época en la que todo iba bien y el gobierno podía dedicarse a dormirse en los laureles, a hacer política y dejar de lado la gestión. Ahora es el momento de demostrar que de verdad los españoles votaron un buen gobierno en el 2004 y en el 2008.
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