¿Rescate o Línea de Crédito?... Una discusión estéril

España está viviendo una de sus peores rachas desde que comenzó la tan manoseada Crisis Económica. Los mercados quieren soluciones estructurales, no parches o salir del paso, es por ello que la línea de crédito abierta por la Unión Europea a España tiene mayor significado si atendemos a las imposiciones que se harán al sistema bancario de nuestro país. La fluidez de dinero y el saneamiento son importantes para la salida de la situación económica que vive España, pero no menos importantes serán las condiciones que se pretende que cumplan las entidades que pidan ayuda al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). 


Cuando se habla de letra pequeña se producen temores en los círculos políticos y en la propia sociedad, a unos les interesa como arma contra el gobierno y el partido que lo sustenta, a otros en cambio les agrede, tratando de cambiar el significado de las frases o repitiendo machaconamente un determinado concepto. Pero... ¿qué más da si es rescate o no?, no merece la pena perder el tiempo y las fuerzas de toda una sociedad en batallas dialécticas, lo importante es que España debe emprender ya, de una vez por todas, las reformas estructurales que el país necesita. Yo soy de aquellos que piensa que la letra pequeña puede aportar más y mejores soluciones en el largo plazo que el propio titular de la noticia. En el fondo estamos obligados, por esa letra pequeña, a cambiar nuestro modelo productivo, las bases de nuestra economía, y cuanto más tardemos, peores serán los sacrificios que tendremos que exigir. 

El problema es mucho más profundo que la fluidez del crédito, obviamente éste es un aspecto importante, pero la pregunta que me viene a la cabeza inmediatamente después es ¿Dónde queremos que vaya ese crédito, esa fluidez del sistema circulatorio de la economía?, esa es la pregunta del largo plazo, no podemos continuar en la senda de financiar la burbuja del ladrillo o sectores ya en decadencia. Para nada sirve tener fluidez si no hay nuevos sectores que den rentabilidad y futuro al sistema productivo. En esa línea es indispensable rescatar a toda una generación de jóvenes que decidieron dejar su formación, cumplimentando sus estudios básicos casi a regañadientes, para reciclarles y adaptarles. No es por tanto posible una salida a esta situación sin buscar un lugar donde encajar a los miles de "NI-NI" que pueblan los parques y calles de nuestras ciudades. 

Ha tenido que venir una crisis financiera y crediticia, económica después, para descubrir que nuestro modelo de crecimiento era caduco, y que únicamente se alimentaba de los dividendos del momento, cualquier socavón lo podría hacer tambalear, y así ha sido. Los mercados miran el futuro, no el presente, es por ello que una línea de crédito, rescate para los que quieran hacer de esto un asunto de batalla política, no es lo que calmará la prima de riesgo. Una parte de la reactivación económica depende de la economía real, la que mueve el consumo y la producción, la microeconomía. Pero muy lejos de la economía familiar está la creación de riqueza y el crecimiento de un país, donde el autoconsumo es la parte inicial, y la competitividad internacional, el ser líderes en determinados sectores, es lo que realmente crea garantías de credibilidad y oportunidades de inversión. 

En el mercado de deuda pública, la prima de riesgo, también conocida como diferencial de deuda, es el sobreprecio que paga un país para financiarse en los mercados en comparación con otros países. De esta forma, cuanto mayor es el riesgo país, más alta será su prima de riesgo y más alto será el tipo de interés de su deuda. Dicho de otra forma, es la rentabilidad que exigen los inversores (interés) a un país para comprar su deuda soberana en comparación con la que exigen a otros países. La prima de riesgo significa, de este modo, la confianza de los inversores en la solidez de una economía, la solvencia de un país frente a los mercados en cuanto al cumplimiento de sus compromisos.

No nos llamemos a engaño, los problemas de nuestra clase política, de nuestro sistema bancario, de las deudas de la administración pública, de la prima de riesgo... Son problemas que hay que solventar en el corto-medio plazo, que han contribuido sin lugar a dudas a llegar a donde hemos llegado, pero no son la base fundamental del problema.

España está en un momento decisivo, tan dificultoso como necesario para la reflexión y el establecimiento de posiciones de futuro. Es el momento de decidir, como país y como sociedad, cómo queremos hacer las cosas a partir de ahora. 
Imprimir artículo

No hay comentarios: